jueves, 28 de enero de 2010

Huir de Puerto Príncipe, otra opción antisísmica

Emigrar de esta capital a otros departamentos o al exterior es aún el anhelo de muchos haitianos para intentar evadir las consecuencias del terremoto que devastó la ciudad y otras localidades el 12 de enero último. Cientos de personas colman todas las mañanas la avenida central de Fontamará, al este de Puerto Príncipe, con la intención de abordar algún medio de transporte colectivo que lo lleve bien lejos de esta endemoniada urbe, esperanzados en encontrar un mejor futuro por esos rumbos. La escena se repite en otros puntos limítrofes de la capital. Muchos perdieron sus viviendas, y en no pocos casos, también sufrieron la pérdida de familiares muy cercanos, de ahí que prefieran empezar de nuevo en otros parajes, a pesar de desconocer si alguien le tenderá una mano. "Aquí hay mucha gente, no hay trabajo, no tenemos casas, nos vamos a enfermar en los parques", comentó a Prensa Latina un joven, quien en compañía de su madre mostraba unos pocos billetes para persuadir a los choferes de los "tap tap". Los viajes hacia el interior se han convertido en un buen negocio por estos días de estampida, el área de Fontamará sigue abarrotada, y los "tap tap" (pequeñas camionetas de transporte colectivo) no cesan en su ir y venir, y la misión parece no terminar. En otro sector capitalino, Tabarré, cientos de ciudadanos forman filas durante días para ser recibidos en la embajada de Estados Unidos, con la esperanza o la utopía de que Washington le conceda el Estatus de Protección Temporal (TPS), les permita permanecer legalmente en el país norteño y obtener un permiso de trabajo. Infantes de marina mantienen cercada el área y regulan a punta de fusil el acceso a los predios de la sede diplomática. Muchos de los que intentan clasificar para ese estatus migratorio hacen las colas junto a sus familiares, incluso con equipaje en mano, ya que perdieron sus viviendas. Sin embargo, de Haití no sólo emigra gente por su voluntad, sino que hay otros, personitas muy pequeñas, que son llevadas allende los mares secuestradas. El primer ministro de Haití, Jean-Max Bellerive, alertó este miércoles sobre el posible tráfico de niños y órganos. Organizaciones de ayuda humanitaria han denunciado el peligro que corren los niños haitianos de ser víctimas de redes de traficantes o adopciones ilegales, quienes aprovechan el caos y la inestabilidad social generados por el sismo, fenómeno que dejó a muchos pequeños huérfanos. Las autoridades temen que algunas ONG hayan sacado del país a menores de edad para ponerlos en adopción en manos de familias en ultramar antes de que se hayan realizado todos los esfuerzos para hallar a sus padres. "No hay duda de que ONG o instituciones de cualquier tipo pueden sacar a los niños de las calles y decir que son huérfanos", aseguró Bellerive a medios noticiosos. Kent Page, portavoz del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), señaló que unos 700 niños que perdieron el contacto con sus padres durante el terremoto los han trasladado a campamentos, mientras se trata de reunir a las familias separadas. En las plazas y parques de la ciudad, convertidos en gigantescos campamentos de refugiados, es habitual encontrar niños pequeños jugando prácticamente solos, vulnerables a las acciones de los traficantes. Entrevistado por la televisora CNN, el primer ministro Bellerive declaró que muchos grupos tratan de presentar como legales las adopciones, para llevar los niños a Estados Unidos. Según el funcionario, se trata de trabajar de conjunto con la embajada norteamericana en Puerto Príncipe para proteger a los pequeños de los traficantes que pretenden llevarlos a suelo estadounidense.

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