El triunfo del ex presidente de la Cámara de Representantes estadounidense, Newt Gingrich, el sábado en la primaria republicana para las presidenciales en Carolina del Sur, convierte ahora al estado de Florida en un duro campo de batalla para los aspirantes a la Casa Blanca.
El conservador Gingrich venció al moderado Mitt Romney con comodidad, 40% a 27% con el 95% de las mesas escrutadas, ambos seguidos por el ultraconservador Rick Santorum (17%) y el libertario Ron Paul (13%), según datos oficiales.
Durante su discurso triunfal, el vencedor retomó el tono populista que le ha dado frutos durante su campaña, atacando a la élite, los medios y al presidente demócrata Barack Obama, a quien acusa de haber provocado “una catástrofe” en el país.
Mitt Romney, que contaba con el triunfo en Carolina del Sur para dejar hasta aquí la primaria, reconoció su derrota estimando que la carrera sería “larga” y “aún más interesante”.
El ex gobernador de Massachusetts, que encarna esas élites del noreste estadounidense repudiadas por Gingrich, se declaró convencido de que terminará siendo el elegido para afrontar a Barack Obama en las elecciones presidenciales del 6 de noviembre.
Romney, hasta hace dos días el favorito indiscutible de los republicanos, deberá recuperarse en las primarias de Florida el 31 de enero si todavía quiere desafiar a Barack Obama en noviembre.
El triunfo de Newt Gingrich en Carolina del Sur convierte las próximas primarias en algo “crítico” y “hace de Florida el epicentro de este proceso de investidura”, estimó Susan MacManus, profesora de ciencias políticas de la Universidad del Sur de Florida.
“Los republicanos saben bien -y no solo los republicanos de Florida-, que si un candidato no puede ganar Florida, sin duda no ganará la carrera a la Casa Blanca”, agregó.
El triunfo de Gingrich sobre Romney resucita las dudas sobre la capacidad del ex gobernador de Massachusetts -un mulmillonario inversionista que aparece como el más moderado de los precandidatos republicanos- de unir al sector más conservador de su partido, donde es visto con recelo.
A pesar de su organización y sus medios financieros, Romney fue víctima en los últimos días de una recia campaña comandada por Gingrich en debates televisivos y de una controversia sobre su declaración de impuestos, que finalmente se comprometió a publicar pero en abril próximo.
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